PASO 1- La sorpresa y duda de San José.
Antes de empezar a estar juntos ellos, (María) se encontró encinta Mat. 1:18.
Menuda sorpresa para José. Su bella y singular prometida, estaba en cinta sin jamás haberla tocado. ¿De dónde viene ese niño?

PASO 2- La decisión ante la duda no esclarecida.
Resolvió repudiarla en secreto. Mat. 1:19. 
Resolvió dejarla. No quiso comprometerse e involucrarse en los problemas en los que posiblemente se los había enredado María. 

PASO 3- Un Ángel le pide no apresurar sus propósitos.  
No temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Mat. 1: 20-21.
Un Ángel viene urgentemente del Cielo para tranquilizarle y pedirle que no cumpla sus propósitos. Que era necesario cumplir los designios divinos.

PASO 4- La profecía ininteligible. 
La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.» Mt. 1:23
Esta profecía es humanamente incomprensible. Una virgen no puede concebir sin dejar de ser virgen. Una virgen no puede dar a luz sin dejar de ser virgen. Pero como quien engendra en María es Dios, entonces, María es virgen antes, durante, y después del parto. Dios no es hombre. Dios es Dios. Él ordena y todo se hace. Así María conserva su integridad física y moral eternamente. 
Padres de la Iglesia enseñan que María dio a luz a su Hijo, como la luz atraviesa un vidrio, a través de su cuerpo.  

PASO 5- (JOSE) … no la CONOCÍA hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús. (Mat. 1:25)
Este verso bíblico, es la conclusión de un proceso de discernimiento. 
San José, comprende el prodigioso nacimiento del Niño durante un éxtasis de María y de él. El nacimiento se da sin dolores, sin sangre, en medio de ambiente de luz. José cae en cuenta que en María se cumplía la profecía de Isaías 7:14, que proclama “una virgen dará a luz un niño”. 
‘’SE LE ABRIERON LOS OJOS DEL ALMA, y su mente “CONOCIO”, ENTENDIÓ, LLEGO A SABER, a cabalidad el misterio de la Encarnación del Emmanuel. Su corazón quedó desbordado en perfecto conocimiento de la grandeza, sublimidad y privilegios que Dios otorgaba a María, la Bendita Madre del Emmanuel, Dios con nosotros’’. 
Ahora, tiene conciencia plena que su misión es ser Custodio de estos tesoros. Es posible que sus lágrimas reflejaran no solo la emoción de tener a Dios entre sus manos, sino también un amargo arrepentimiento por haber dudado de la fidelidad e integridad de María. Este “CONOCER” real y verdadero de José acerca de María, nos abre la puerta para entender el verso 1:25 de San Mateo: ‘’ENTONCES JOSE NO CONOCIO A MARIA, HASTA QUE NACIO EL NIÑO JESUS’’